viernes, 8 de mayo de 2009

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.Socuéllamos. Ciudad Real.







Según tradición popular; Socuéllamos significa “seco lo hallamos” tesis muy inverosímil por carecer de base lingüística.
Según el lingüista Corominas, Socuéllamos es un nombre de origen Celta “Su-ko-llos-amo” que significa “El muy buen amo”.
Según la tesis lingüística latina; Socuéllamos significa “hallamos agua en su subsuelo”.
Según otros investigadores, Socuéllamos significa “bajo el collado de los álamos”.

En la región natural de La Mancha. Limita al norte con los municipios de Pedro Muñoz y Mota del Cuervo (Cuenca); al este con el de Las Mesas (Cuenca) y Villarrobledo (Albacete); al sur, con el de Alhambra (Ciudad Real); y al oeste con el de Tomelloso (Ciudad Real). La primera referencia documental que tenemos de la existencia de Socuéllamos, son los privilegios repobladores concedidos por la Orden de Santiago y su Maestre Juan Osórez a finales del s. XIII (1298), que consistían en que todo aquel que construyera una casa y plantara dos aranzadas de viña estaba exento de todo pecho y tributo salvo el diezmo al Convento de Uclés. Estas franquezas permanecieron en vigor incluso con el Emperador Carlos I. Hasta 1468 en que la población tenía 90 vecinos no volvemos a tener noticias de este núcleo, aunque sabemos que no se despobló. Sí lo hicieron sin embargo el resto de poblaciones cercanas, como Pedro Muñoz, Manjavacas, el Villarejo Rubio y la Torre de Vejezate. De hecho a la comarca se la conoció desde época musulmana como "La Mancha de Vejezate".
El Villarejo Rubio fue la primera cabeza del señorío de la Orden en la comarca entre 1235 y 1240, ya que que este pueblo pasó a depender de Criptana. Desde ahí, la dirección pasó a Vejezate, una vez que su cortijo fue donado a la Orden de Santiago y a Pedro Fernández por privilegio rodado de Alfonso X El Sabio en el año 1256. Por la denominación de "cortijo" que puede significar "casa fuerte", pero no necesariamente torre o castillo, podríamos deducir que la torre que hubo después fue construida después y ya en época plenamente medieval cristiana.
En el año 1478, el Comendador de Vejezate Lorenzo Mexía, en plena guerra de sucesión de Castilla, decide que no dispone de medios suficientes para defender la Torre de Vejezate, y por tanto la destruye y la abandona, empleando los 200.000 maravedíes que le había entregado la Orden para reconstruir la Casa-Encomienda de Socuéllamos. Esto supone de hecho, un nuevo cambio en la cabeza de la encomienda santiaguista.
A partir del año 1494 llegaran los Mendoza de las Casas de Tendilla y Mondéjar, con Íñigo López de Mendoza, El "Gran Tendilla", al frente, como premio por su embajada en Roma. Su hijo, don Antonio de Mendoza, fue el primer virrey de Nueva España (Mexíco) y segundo del Perú, y su nieto, Francisco de Mendoza, llamado "El Indio", I señor de Estremera (Madrid), administrador de las minas de los reinos y de Guadalcanal y capitán general de las galeras de España.
Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.



Hemos de situar sus orígenes hacia 1298, fecha en que el Consejo de Fernando IV pone fin a los continuos pleitos por abrevajes que se daban entre los habitantes de los antiguos parajes de “Villarejos de San Bartolomé” y “Villarejos de San Nicolás” (“Los Villarejos o Los Santos”) dando lugar, la resolución de los Señores del Consejo Real, al actual enclave de Socuéllamos.
En el año del Señor de 1551, quedaba concluida la fábrica de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción tal y como la conocemos, exceptuando el último cuerpo de la torre, que fue añadido en 1956, y la capilla del Santísimo que fue construida entre los años 1964 en que el párroco don Aureliano Vecina Gutiérrez, bendice la primera piedra de la misma, y 1971 en el que el 7 de Febrero es bendecida y dedicada al Santísimo por el Obispo de la Diócesis don Juan Hervás y Benet. Hemos, pues, de remontarnos a finales del siglo XIII o principios del XIV, para datar los orígenes de aquella primitiva Parroquia de la Asunción “de templo pequeño y pobre” que en el mismo lugar se hallaba anteriormente. La Orden de Santiago, que desde su sede de Uclés regía, por aquellos tiempos estas llanuras tubo en Socuéllamos una de sus poblaciones y Parroquia más destacadas no en vano un socuellamino, don Pedro de la Plaza Nieva fue Prior de Uclés entre 1624 y 1627.
Quedó el templo exento de toda construcción, tal y como hoy lo podemos apreciar, en los años 90 del siglo XX.




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