sábado, 30 de abril de 2011

Ermita de La Virgen del Puerto. Madrid.




Las praderas del Manzanares tuvieron un carácter más popular que los prados antiguos situados en el límite oriental de Madrid. Zona de ermitas, se organizaban allí romerías y fiestas campestres que poetizaron Lope de Vega, Rojas y Calderón. Muy concurrido fue el Sotillo, alameda a orillas del río que unía la primitiva puerta de Toledo con el portillo de Embajadores. Allí se encontraban las ermitas de san Felipe y Santiago, siendo la romería de “Santiago el verde” una de las más concurridas. En los sotos limitados por el puente Verde (hoy de la reina Victoria), frente a la antigua ermita de San Antonio y el de Segovia, se celebraba la verbena de San Juan. Todo este ameno paisaje tenía como fondo las altas colinas sobre las que se erguía el Alcázar con sus torreones, fuertes y murallas.

Hoy, de las praderas y dehesas del Manzanares, no queda más que el parque de la Arganzuela, en el lugar de la antigua Dehesa de la Arganzuela, inaugurado por el Ayuntamiento en 1969 tras la construcción del estadio del Manzanares sobre la actual M-30. El campo con árboles que se extendía desde el puente de Toledo al de Praga y desde la Glorieta de las Pirámides a la de Pardo Bazán, empezó a utilizarse después de la guerra civil para celebrar las verbenas y romerías de San Juan.










La talla de la Virgen del Puerto representa a una mujer sentada y sonriente que amamanta a un niño al que sostiene en su regazo. Se venera en Extremadura, concretamente en Plasencia de cuya ciudad es patrona.

Su culto en Madrid se debe al primer marqués de Vadillo, cuando en 1715 fue nombrado corregidor de Madrid, cargo que desempeño hasta 1729. En 1716, el marqués de Vadillo encargó al arquitecto Pedro de Ribera la construcción, junto al río, de una ermita en honor a Nuestra Señora del Puerto, en la zona baja del Campo del Moro. Como anteriormente fue corregidor de Plasencia, desarrolló una fuerte devoción por la Virgen del Puerto, gracias a la cual se debe la presencia de esta Virgen en Madrid.

Interiormente, el templo tiene forma de cruz griega, con una gran cúpula central. El cuerpo central está flanqueado por cuatro capillas. Finalizada su construcción en septiembre de 1718, Pedro de Ribera también concluye las obras del puente de Toledo, ocupándose a continuación de la peculiar ornamentación que tanto le caracteriza. Se abre al público en octubre de 1721, siendo el coche del marqués de Vadillo, el primero en traspasarlo.

Durante la Guerra Civil, la ermita sufrió numerosos daños por su ubicación en primera linea de fuego, quedando sólo en pie las paredes maestras y parte de la cúpula central. En los años posteriores a la guerra, se reconstruyó la ermita, finalizando los trabajos en el año 1951. En 1957 la ermita fue declarada Monumento Nacional pero no se recuperó la talla del siglo XVIII.

Estadio Vicente Calderón. Madrid.





Jardines del Campo del Moro. Madrid.


































viernes, 29 de abril de 2011

La Moreria de Madrid.

Jesús El Pobre. Iglesia de San Pedro el Viejo.

Escudo de los Vargas en la Capilla del Obispo. Las armas de los Vargas aparecen repetidas veces en el interior de la Capilla.


Es el obispo Vargas hijo segundo de don Francisco de Vargas, consejero de los Reyes Católicos y de Carlos I. Es su madre Inés Carvajal de la familia de los Carvajal en Plasencia. Por ello fue nombrado obispo de Plasencia a los 18 años, en 1524.

En 1551 es enviado por Carlos I al concilio de Trento, donde conoce a los jesuitas y lee los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, lo que cambia completamente su vida. En efecto, en Trento conoce al padre Diego Laínez (jesuita) y a Francisco de Borja.

Enfermó de gota y murió el 27 de abril de 1559, siendo su cuerpo trasladado a Madrid y enterrado en la capilla de Santa María y San Juan de Letrán, que fundara su padre y terminó él mismo en 1535. Desde entonces llamada Capilla del obispo de Plasencia, o simplemente Capilla del Obispo. El letrero principal del cenotafio de alabastro del obispo dice así: Aquí yace la buena memoria del ilustrísimo y reverendísimo señor don Gutierre de Vargas Carvajal, obispo que fue de Plasencia, hijo segundo de los señores, el licenciado Francisco de Vargas, del consejo de los Reyes Católicos y reina doña Juana, y de doña Inés de Carvajal, sus padres, reedificó y dotó esta capilla a honra y gloria de Dios, con su capellán mayor y doce capellanes, pasó de esta vida a la eterna el año de 1556.

Fomentó la edificación o renovación de numerosas iglesias rurales de su diócesis de Plasencia. Iglesias de Malpartida de Plasencia, Oliva y Villar de Plasencia, Majadas, Serrejón, Saucedilla, Almaraz, Navalmoral de la Mata, Tejeda, Villanueva, Robledillo y Losar de la Vera, Jaraicejo, Garciaz, Berzocana, San Martín y Santa María de Trujillo, Zorita, Escurial, Madrigalejo, Guareña, Santa Cecilia de Medellín y Santiago de Don Benito.

En 1555, funda el Colegio de la Compañía de Jesús de Plasencia, llamado colegio de Santa Ana, que consta de colegio e iglesia. En 1556 funda en Plasencia el convento de las capuchinas, el hospital de la Cruz o San Roque y el santuario del Cristo de las Batalla.

En 1534, convoca en Jaraicejo (Cáceres), un Sínodo. En él se anticipa a las reformas que plantearía en el Concilio de Trento en cuanto a la ordenación y administración de las diócesis. Entre los 107 artículos de las constituciones sinodales, se ordenan temas como institución de libros de bautizados en todas las parroquias, visitas periódicas del prelado a los pueblos, la vida de los clérigos o el diezmo.

El obispo Vargas financia, entre 1539 y 1541, una expedición naval de 4 naves (la Armada del Obispo de Plasencia) al mando de Francisco de Rivera, que zarpa de Sevilla en agosto de 1539, con el propósito de atravesar el estrecho de Magallanes, colonizar y evangelizar la Patagonia, y llegar a las costas de Perú. Sólo una nave lo consigue, la comandada por Alfonso de Camargo, que logró llegar a Arequipa (Perú).






























































Esta calle une la calle de Bailén con el barrio de La Moreria.














Esta calle va desde la calle de las Tabernillas hasta la de Don Pedro, se encuentra en La Latina y muy cerca de la Plaza de San Andrés. En tiempos de los árabes había unos baños públicos que, en tiempos de Alfonso X, fueron demolidos. Era tal la abundancia de aguas en esta zona que abastecía a los caños de San Pedro el Viejo, regaba las huertas de Pozacho –terreno sobre el que se extiende el Viaducto- y, además, servía para lavar los intestinos de las reses del matadero, cuya agua sobrante iba a una alcantarilla.
Era tal la abundancia de aguas en esta zona y en el arroyo de las Fuentes de San Pedro que en época de lluvias rebosaban y existían diversas corrientes, razón por la que se denominó al paraje, primero, y después a la calle, de las Aguas.
Es una calle tranquila de casas antiguas. En su día existió allí un Centro Republicano y el Teatro de Talía. Actualmente se mantiene un Teatro también conocido como de las Aguas.

CASA DE CORREDOR
DEL DUQUE
del INFANTADO y PASTRANA.
Construida en 1711 por el arquitecto Teodoro Ardemans por encargó del duque y vino a sumarse a otras casas, inmuebles y palacio que ya poseía su linaje desde el siglo XVII en las proximidades de la parroquia de San Andrés. El inmueble corresponde al tipo de arquitectura residencial madrileña de principios del siglo XVIII y viene a coincidir con la unión en la persona del duque, bien por herencia o bien por políticas matrimoniales, de las tres grandes casas ducales del Infantado, de Pastrana y de Lerma, lo que iba a suponer concentrar bajo el poder de una misma casa nobiliaria nada menos que 700 villas y aldeas y 80.000 vasallos, aglutinados en 33 estados dispersos por toda España. Esta casa de corredor con planta en forma de C fue edificada con muros de ladrillo sobre zócalo de cantería y tenía originariamente dos alturas, planta baja y principal, separadas en la fachada por una imposta de ladrillo a sardinel.

Con posterioridad el inmueble ha sido objeto de múltiples transformaciones, realizándose el cerramiento de uno de los portones de ingreso y ganando altura con la construcción de un piso nuevo sobre los existentes.

Eran los Infantado vecinos de los duques de Villafranca del Bierzo y de los duques de Benavente.

Junto a la Puerta de la Vega, poseía María Leonor Pimentel, condesa de Benavente, tenia un palacio. Hacia 1661 concluyó una reforma en las mismas con la idea de donar el conjunto para la fundación de un colegio de trinitarios descalzos. Sin embargo, este plan no llegó a realizarse y la casa palacio acabó siendo adquirida por la duquesa de Medinasidonia, Juana Pacheco. A finales del siglo XVIII pasó a ser propiedad del matrimonio que selló la alianza de dos poderosas casas de la nobleza, Pedro Alcántara Téllez Girón, duque de Osuna y María Josefa Alonso Pimentel, duquesa de Benavente. Fue el derribo de este palacio, en 1970, el que puso al descubierto el tramo más importante de la muralla islámica de Madrid.