martes, 13 de junio de 2017

Francisco de Mendoza

Es Francisco de Mendoza[1] el segundo marido desde 1584 de María de Cardona y Colón, hija de Sancho de Cardona y de María de Colón y Toledo. Casa en 1581 con Juan Felipe Fernández de Heredia e Hijar, sexto conde de Fuentes. Queda viuda al año siguiente. Muere en 1591 a los 36 años.
Al morir sin sucesión Cristóbal de Cardona el 7 de noviembre de 1583, su hermana María de Cardona y Colón, viuda del Conde de Fuentes, heredó la casa, títulos y honores. María de Cardona y Colón será la tercera Marquesa de Guadalest, Almirantesa de Aragón, titulada Duquesa de Veragua y Marquesa de Jamaica.
La sucesión a favor de María de Cardona, originó el primer pleito por el marquesado de Guadalest. Nada más entrar María de Cardona en posesión de las propiedades, su primo hermano Felipe, se le bautizó como Felipe de Cardona y Borja, pero luego se llamó Sancho Ruíz de Liori Folch, Borja y de Cardona -hijo de Juan de Cardona, hermano del primer marqués de Guadalest y de Luisa de Borja- alegó que se trataba de un mayorazgo nobiliario de rigurosa agnación, según las voluntades que había expresado, Juan Folch de Cardona, Almirante de Aragón, en su testamento otorgado el 23 de diciembre de 1479. El primer pleito se inició ante la Real Audiencia por la casa de Lihori el 19 de noviembre de 1583 y por la casa de Cardona el 24 del mismo mes y año. Llevará 6 años, 6 meses y 3 días hasta el 27 de junio de 1590, día en que se publicaron las sentencias condenatorias para Felipe: la herencia sí podía pertenecer a una mujer y, en consecuencia, María poseyó los dichos vínculos hasta su muerte.5
Al enviudar María de Cardona y Colón contrajo segundas nupcias con Francisco López de Mendoza y Mendoza, hijo del marqués de Mondejar, Capitán General y Virrey del Reino de Granada y más tarde Virrey de Nápoles. Y de su mujer y pariente María de Mendoza y de Aragón, hermana del duque del Infantado. Francisco de Mendoza se concertó con el licenciado Agustín Álvarez de Toledo, para llevar la dirección del pleito que seguía su mujer y le representase en los tribunales, mediante pago de 36.000 ducados, si obtenía resultados favorables. Resultados que se obtuvieron en la Audiencia de Santo Domingo con sentencia confirmatoria en el Consejo de Indias el 3 de octubre de 1586, llegando ya a titularse Francisco de Mendoza, no sólo marqués de Guadalest, sino duque de Veragua, marqués de Jamaica y Almirante de las Indias a la vez que de Aragón. El licenciado Álvarez de Toledo reclama el pago convenido pero Francisco de Mendoza no tenía con que pagar tan crecida suma. Ambos acuerdan que el Mendoza le abonará importantes réditos hasta el cobro de los 36.000 ducados que se le deben.  Los réditos ascenderán hasta los 23.157 ducados. Agustín Álvarez de Toledo no recibe ni el capital ni los intereses por lo que pone pleito a sus deudores. Decir que esta deuda y otras muchas así como errores políticos cometidos por Francisco de Mendoza acarrean la ruina del matrimonio y Francisco además será encarcelado. Fue preso primero en  el castillo de Turégano, Segovia, y después en el castillo-convento de Calatrava la Nueva, Ciudad Real. Su mujer muere en 1591 y sin dejar sucesión. Al fallecer sin descendencia María de Cardona, la sucesión por el marquesado de Guadalest pasó a su primo hermano Felipe de Cardona y Borja, lo que ratificó la Real Audiencia en una sentencia del año 1598, siendo Felipe de Cardona y de Borja el IV marqués de Guadalest. Francisco de Mendoza, no quería deshacerse de la dignidad de Almirante de Aragón. Al final, el rey dispuso que Felipe de Cardona desempeñara el cargo mientras, el marido de la difunta, Don Francisco de Mendoza seguiría disfrutando de los honores de Almirante de Aragón con carácter vitalicio.
Desde 1593 es libre y Felipe II le rehabilita con cargos de confianza. Finalmente decide ordenarse sacerdote contando con el parabién de Felipe II que además arregló mediante escrituras y contratos sus asuntos económicos para el pago de sus cuantiosas deudas. Se ordenó sacerdote a mediados de 1617 a los 70 años de edad, firmando los documentos en adelante con los títulos de Presbítero-Almirante. En 1622 el rey Felipe IV en uno de sus primeros actos le propuso para obispo de Sigüenza, en premio de sus grandes méritos y como recompensa a la injusta persecución y casi martirio que sufrió en el anterior reinado anterior. Murió en Madrid el 1 de marzo de 1623, a los 76 años de edad. Mandó que se le diese sepultura en la Capilla de las Santas Formas del Colegio Máximo que la Compañía de Jesús tenía en la Universidad de Alcalá de Henares y del que era cofundadora su hermana Catalina de Mendoza. En 1632 fue trasladado a la bóveda principal de la iglesia, debajo del altar mayor, sin más epitafio que su fama. Asimismo dispuso se entregasen a este Colegio de su peculio 6.000 ducados, para emplearlos en el templo y en la casa.
María de Cardona y Colón, tercera marquesa de Guadalest, y su marido Francisco de Mendoza. José Francisco Blasco Cobeño.





[1] Francisco López de Mendoza y Mendoza, nació en 1547 en Granada donde su padre era el Alcaide de la Alhambra, en su calidad de Capitán General de Granada. Era el tercer hijo de Íñigo López de Mendoza y de María de Mendoza, marqueses de Mondejar, y hermano del VI duque del Infantado, Juan Hurtado de Mendoza. A menudo se le menciona como Francisco de Mendoza y durante su matrimonio con María de Cardona y Colón como Francisco de Cardona. A la edad de doce años recibió el hábito de Caballero de la Orden de Calatrava; a los quince años estudió Artes en la Universidad de Alcalá de Henares y después Filosofía y Derecho en la de Salamanca junto con sus hermanos. Después de licenciarse en 1565 y bajo la tutela del que después sería obispo de Coria (Cáceres), Pedro García de Galarza, estudió las sagradas escrituras con el deseo de continuarlos. Pero no pudo, ya que en 1567 se rebelaron los moriscos en las Alpujarras. Francisco de Mendoza intervino en esta contienda bélica a las órdenes de su padre, a tanto llegó su valor y pericia que pronto fue nombrado capitán y veedor general de las tropas de su padre. Dos años después, su padre, fue relevado en el mando del ejército por Juan de Austria, hermanastro del rey Felipe II. Acompañó a su padre en su cargo como embajador en Roma, virrey de Valencia (1572-1575) y de Nápoles (1575-1579), por cuyos servicios le fue concedida la Encomienda de Valdepeñas en la Orden de Calatrava. Aunque durante estos años vino a España unas cuantas veces, no fijó definitivamente su residencia en España hasta la primavera de 1580, cuando su padre volvió, para morir poco después en Mondejar. A la muerte de su padre, le ocupó por bastante tiempo en asuntos personales, referentes a la herencia del marqués de Mondejar, cuya hacienda no estaba en próspero estado. Francisco de Mendoza era el tercer hijo del cuarto conde de Tendilla y hermano del quinto Luis Hurtado de Mendoza. Nace en La Alhambra en 1545 y estudió letras en Alcalá y Salamanca. Militar y escritor, acompaño a su padre cuando fue embajador en Roma (1560-1562), luchó en la guerra contra los moriscos de 1568 y gobernó los estados de su padre en Guadalajara cuando éste fue nombrado Virrey de Nápoles.
Puede decirse que tuvo una existencia desgraciada. Además "cuantos pleitos entabló, otros tantos perdió", aludiendo a su escasa suerte en las demandas judiciales por los títulos y rentas que debiera heredar su esposa y luego los que debiera heredar él. Casó en 1584 con María de Liori Folch de Cardona Colón, dama de débil salud que era marquesa de Guadalest y, titulada, duquesa de Veragua, con lo que Francisco fue marqués consorte de Guadalest y fue nombrado Comendador de Calatrava y Almirante de Aragón. A cambio, tuvo que cambiar su apellido y llamarse, mientras estuvo casado, "Francisco de Cardona".
Me dio pena conocer que marchó en 1589 con su mujer y su hija única María José de Cardona y Mendoza al castillo de Tendilla, esperando que los aires puros fueran una mejoría para la salud de su niña pero ésta murió allí el 25 de enero de 1590, siendo enterrada en el Monasterio de Santa Ana de Tendilla. No tuvo éxito al reclamar la herencia del Almirante Colón (rentas del ducado de Veragua, largo pleito desde 1586) para su esposa, como descendiente suya, perdiendo gran parte de su fortuna familiar en ello.
Por encargo del quinto duque del Infantado negoció la boda de una hija de éste, Mencìa, con el quinto duque de Alba Antonio Álvarez de Toledo, pero éste estaba comprometido con una dama sevillana y cuando se casó en 1590 sin el perceptivo permiso de Felipe II, el rey castigó a todos los que intervinieron en el casamiento, confinando a Alba en prisión.
El 31 de julio de 1589, Felipe II le mando preso al castillo de Turégano (Segovia). Año y medio después, Felipe II le trasladó a Calatrava La Nueva por motivo de su mala salud. Su mujer se va con él, pero en Calzada de Calatrava (a una legua del castillo-convento de Calatrava) enferma. El 15 de mayo de 1591 Felipe II le da permiso para salir de Calatrava e ir a Calzada, a ver a su esposa, que muere el 8 de agosto de 1591. Vuelve a Calatrava hasta que el rey firma su cedula de libertad es de 2 de julio de 1592, cumplida el 19 de agosto.
Viudo ya, y tras un intento fallido de casamiento con Mencìa de la Cerda (la novia le plantó poco antes de la boda), Felipe II le mandó a Flandes en 1595. Se le nombró embajador a Polonia en 1597, y luego en Francia y Hungría. A la muerte de Felipe II habían heredado los estados flamencos el Archiduque Alberto y la infanta Isabel Clara Eugenia, siendo su jefe de gobierno el cardenal Andrés de Austria mientras Francisco llevó la dirección de los asuntos militares. A pesar de los motines de los tercios por falta de paga, el almirante obtuvo diversos éxitos, distinguiéndose en la toma de Monthulin y posteriormente en las de Rhimberque (Rheinberg) en 1598 y Schulemburg. Hay una abundante correspondencia entre el almirante, el cardenal Andrés y el archiduque Alberto en la que el almirante de queja de las penurias económicas, falta de alojamiento y víveres de sus tropas.
Los libros holandeses de entonces le llaman "el terror de la Cristiandad" por sus campañas y le describían como "un hombre pequeño peinado con largos rizos negros, una gran nariz encorvada y desmesurados ojos de siniestra mirada".
En la batalla de Nieuport (1600) al mando de la caballería ligera destrozó al enemigo frente a él, pero ante la derrota del resto del ejército del Archiduque Alberto por Mauricio de Nassau fue hecho prisionero al cubrir con su caballería la retirada de las tropas. Nieuport es un ejemplo de la gran pericia militar de Nassau pero apenas tuvo consecuencias pues las grandes pérdidas sufridas por el ejército vencedor le obligaron a la inmediata retirada. Tratado con gran respeto por sus captores en la Haya, Francisco fue liberado tras veintitrés meses de cautiverio (julio de 1600 a junio de 1602) para conocer que, en su ausencia, se había fallado y había perdido el pleito por la sucesión de su hermano Luis, marqués de Mondejar, pleito en el que salieron a la luz todos los trapos sucios familiares. Quizá la falta de heredero influyera tanto en este pleito como en el otro que perdiera anteriormente por las rentas del ducado de Veragua.
En suma, perdió su poca hacienda en estos pleitos y ante su pobreza tuvo que alimentarle casi 20 años su hermano Juan, sexto Duque consorte del Infantado.
Vuelto del cautiverio no logró evitar que Mauricio de Nassau conquistara Grave en 1602 y Felipe II le llamó a Castilla. Según el historiador Ciriaco Pérez Bustamante era "hombre justo y sumamente piadoso, carecía de dotes militares y gozó de poco prestigio entre sus soldados".
Por una reyerta a puñetazos, fue llevado preso a Torrejón de Velasco (Madrid) en noviembre de 1606, según Cabrera de Córdoba, pero no se dicto auto de libertad hasta el 25 de enero siguiente, saliendo en libertad el 29 de enero de 1607.
Estuvo de nuevo confinado por el duque de Lerma, debido también a sus denuncias contra Rodrigo Calderón. Se aprovechó un falso testimonio relacionado con su actuación en Flandes, siendo acusado de "alta traición" sin pruebas. También influyeron sus protestas porque Lerma diera la alcaidia de la Alhambra a su segundo hijo, una alcaidia que siempre había sido de los Mendoza de su familia, hasta la muerte de su hermano mayor.
El 20 de mayo de 1609 fue prendido y encerrado en Santorcaz. Cabrera de Córdoba escribió el 4 de julio de 1609 que la sentencia "no se ha publicado", o sea que estaba encerrado sin sentencia en contra. Por las malas condiciones de su prisión en Santorcaz, le mandaron trasladar a Coca el 29 de octubre de 1611, pero Felipe III ordenó que le llevaran a Calatrava la Nueva en vez de a Coca. Pero estaba tan enfermo que no pudo salir de Santorcaz, muy grave. Intercedió repetidamente su hermano el duque consorte del Infantado y por ello le trasladaron al monasterio de San Bartolomé de Lupiana (Guadalajara), donde estuvo otro largo tiempo preso, un total del 5 años. Finalmente autorizaron que pasara desde Lupiana al monasterio de San Francisco de Guadalajara, otro cenobio mendocino. Cabrera de Córdoba dice en mayo de 1614 que aun no había sentencia alguna.
Desengañado y viviendo gracias al dinero de su hermano el duque del Infantado desde 1606, entró en la vida religiosa siendo ordenado presbítero muy anciano, a mediados de 1617. Por su devoción, el rey Felipe IV le propuso como obispo de Sigüenza, pero murió en Madrid en 1623 antes de tomar posesión. Al final de sus días firmaba irónicamente sus escritos como el "presbítero-almirante". Fue enterrado en el Colegio que la Compañía de Jesús tenía en la Universidad de Alcalá de Henares y del que era cofundadora su hermana Catalina de Mendoza. La Casa de Mondejar. José Luis Garcia de Paz.

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